Los rebeldes secuestraron a los iraníes en la carretera hacia el aeropuerto internacional de Damasco, asegurando que se trataba en realidad de miembros de la Guardia Revolucionaria enviados por Irán para apoyar al régimen de Bashar al Assad.
Sin embargo, Teherán desmintió esta información indicando que eran peregrinos que se dirigían a un santuario chií ubicado a las afueras de la capital siria.
El canje para la excarcelación de los presos se consiguió por mediación de Turquía y Qatar, según la agencia turca Anatolia. Sin embargo, las partes implicadas en el conflicto sirio “todavía están lejos de una negociación” en profundidad y este caso es sólo “un mero intercambio de prisioneros por cuestiones operativas que interesan a ambas partes”, advierte el analista internacional Antonio Romeo.