Barack Obama y Hamid Karzai han acordado transferir el liderazgo en la lucha contra el Talibán a las fuerzas de seguridad afganas ya en los próximos meses. Los militares estadounidenses saldrán de las calles y regresarán a las bases para ocuparse de entrenar al Ejército de Afganistán.
“En mi opinión, no sería posible tener ningún tipo de presencia de tropas sin garantías de que habrá inmunidad para nuestros hombres y mujeres”, señaló el presidente Obama en una rueda de prensa conjunta con su homólogo afgano. A su vez, el líder del país islámico se negó a conceder a EE.UU. tales garantías: así lo prometió a su pueblo después de varios crueles ataques contra civiles cometidos por las fuerzas de la OTAN.
El mejor de los guiones posibles no se ha convertido en realidad"
El analista político Alfredo Gutiérrez considera que EE.UU. “cometió un error desde el inicio, al haberse metido en esta guerra y al sostener un gobierno impopular”. Y sólo los intereses geopolíticos por el control de recursos naturales y rutas estratégicas hacen que quiera mantener allí su presencia militar.
Obama también admitió, en presencia de su par afgano, que “el mejor de los guiones posibles” no se ha convertido en realidad. No obstante, ambos presidentes coincidieron en una evaluación positiva de los once años de la campaña realizada por las tropas de EE.UU. y sus aliados.
Se ha logrado su principal objetivo, que consistía en desmantelar e incapacitar a Al Qaeda para que no vuelva a repetir ataques como el del 11-S, dijo el líder estadounidense. Y este logro, según Obama, no solo se debe a los “hombres y mujeres uniformados” de EE.UU., sino también a la “cooperación y sacrificios de los afganos”.