Según los datos obtenidos por los servicios de inteligencia estadounidenses, China goza de una red de túneles subterráneos, donde esconde un gran número de armas nucleares.
El informe, denominado 'Las implicaciones estratégicas de una subterránea Gran Muralla de China' que fue presentado por el investigador Phillip Karber, señala que la extensión de los túneles alcanza unos 4.500 kilómetros que podrían albergar alrededor de 3.000 tipos diferentes de armas nucleares. Anteriormente se pensaba que el país sólo tenía 300 armas nucleares en su arsenal.
Situación preocupante
Hans Kristensen, director del proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses ('Nuclear Information Project, Federation of American Scientists') indica que la política en los círculos militares de EE.UU. ha cambiado, "que los servicios de inteligencia y los militares se han vuelto más silenciosos acerca del potencial nuclear de China".
Kristensen advierte que esto, de una manera significativa, aumenta la amenaza de una guerra entre China y EE.UU. El especialista señala que submarinos con misiles balísticos están operando en el Océano Pacífico y que escuadrones de bombarderos nucleares periódicamente son desplegados en la isla de Guam.
Pronóstico oscuro
El análisis de la situación, hecho para evaluar las posibles consecuencias de un eventual ataque de China contra EE.UU., demuestra que dicha ofensiva nuclear causaría 50 millones de víctimas directas. Cerca del 50% de la población sufriría enfermedades por radiación, lo que incluye de una debilitación hasta el cese de la esperanza de vida y unos 5.000 hospitales serían destruidos. Además un tercio de la capacidad eléctrica del país sería destruida y el 40% de la tierra utilizada en la producción de alimentos sería contaminada por la radiación. Al menos 100 millones de estadounidenses sufrirían hambruna durante los primeros 10 años desde el primer ataque.
“En fin, 200 millones de muertos, mientras que los sobrevivientes vivirían en la oscuridad, con poca comida de un modo y esperanza de vida similar al de la Edad Oscura”, concluyó Phillip Karber, el autor de la investigación.