Para evitar que los desastres naturales cono la supertormenta Sandy se conviertan en tragedias mayores, se necesitarían grandes inversiones del Gobierno. Muchos especialistas denuncian que Washington gasta miles de millones de dólares en numerosas campañas en el extranjero o de seguridad cibernética, pero presta poca atención al peligro que amenaza a los ciudadanos en las ciudades estadounidenses, relacionado en primer lugar con problemas del sistema energético.
En los últimos meses las autoridades federales han advertido en varias ocasiones de que los cables y centrales eléctricas están poco protegidos y podrían ser el objetivo de ataques. La supertormenta Sandy, que afectó a más de 20 estados, dejó a 4,5 millones de personas sin suministro eléctrico y casi paralizó Nueva York, fue una demostración de estos problemas y los agravó.
Dos meses después del desastre, muchos edificios de Manhattan todavía usan generadores eléctricos temporales. “Eso no podría pasar en Hong Kong, Shanghái o Ámsterdam, porque estas ciudades son capaces de resistir desastres naturales”, asegura el periodista David Cay Johnston, Premio Pulitzer de 2001.
“Se produjo un desastre natural de gran escala pero el Congreso no invierte suficiente dinero en la reparación de las infraestructuras básicas”, denuncia Roger Anderson, investigador de la Universidad de Columbia, quien comparó la tormenta del pasado mes de octubre con un ataque de bombas.
La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles ha situado las infraestructuras de EE.UU. en el nivel ‘D’ (en una escala de la ‘A’ a la ‘F’) y han señalado que para el mantenimiento y la reparación del sistema se necesitarían 2.000 millones de dólares.
El 90% de las redes eléctricas en EE.UU. son privadas y dependen de las inversiones. Pero solo el Gobierno federal puede “garantizar la seguridad del sistema eléctrico”, insiste el especialista de la Universidad de Columbia, Klaus Jacob.
Los oleoductos y gasoductos también están en peligro, ya que la tercera parte tienen una antigüedad de más de 40 años y han sufrido un gran número de accidentes en los últimos años. Asimismo, muchos puentes, carreteras, represas y diques de la zona costera deberían reforzarse ante una posible subida del nivel del agua del océano.