Estas argumentan que los altos índices de acidentalidad de este tipo de aeronaves deja mucho que desear.
El secretario de la Fuerza Aérea de los EE.UU., Michael Donley, afirmó que los Ospreys CV-22 probablemente serán desplegados en la Base Aérea de Kedena en la prefectura de Okinawa a pesar de la feroz oposición de los isleños y las advertencias de que cualquier accidente de la aeronave —que ostenta un registro de seguridad bastante bajo—
podría poner en peligro la fuerte presencia militar estadounidense en la isla.
De hecho, durante su visita a los EE.UU. el pasado viernes, el portavoz de la prefectura de Okinawa, Susumu Matayoshi, aseguró en una reunión con el director para el noreste de Asia del Departamento de Defensa de EE.UU, Christopher Johnstone, que la prefectura no accederá al despliegue de estos aviones.
Durante una conferencia de prensa en el Pentágono el 11 de enero, Donley reveló que las fuerzas militares de EE.UU. están considerando el despliegue, pero rehusó dar detalles.
Luego de estas declaraciones, el Pentágono emitió un comunicado para indicar que "cualquier despliegue de los CV-22 de la Fuerza Aérea en la región de Asia-Pacífico está a años de distancia (...) Los Estados Unidos no han notificado al Gobierno de Japón información sobre los CV-22 porque no hemos tomado una decisión concreta".
La Marina estadounidense desplegó el otoño pasado doce aviones MV-22 —su versión del CV-22—
en la base aérea de Futenma y está previsto que otras doce aeronaves entren en funcionamiento a mediados de este año.
El Osprey es una aeronave híbrida con rotores que facilitan el despegue como un helicóptero y motores que se inclinan hacia delante permitiéndole volar como un avión a una velocidad mucho mayor que un helicóptero. Debido a su complejo diseño, el avión ha sufrido múltiples fallos y muchos accidentes desde su aparición en la década de 1990.