Al mismo tiempo, Serguéi Lavrov ha descartado que el ataque pueda convertirse en un punto de divergencia entre Moscú y Washington. “Un atentado terrorista no puede ser un motivo de divergencia. El atentado es un atentado y todos lo calificaron así”, insistió.
Dos misiles impactaron el martes en el edificio de una de las facultades de la ciudad siria Alepo, ubicada en la zona controlada por las fuerzas del Gobierno. El edificio quedó semidestruido, dejando un total de 87 muertos y más de 160 heridos.
La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, responsabilizó el miércoles a las fuerzas de Bashar al Assad por el ataque, e insistió en que los misiles que acertaron la universidad habían sido lanzados desde aviones gubernamentales "según testigos presenciales".
Representantes de la oposición siria aseguran que las tropas gubernamentales erraron el blanco cuando llevaban a cabo un operativo aéreo en las zonas de Alepo controladas por los rebeldes. Por su parte, Damasco asegura que los autores del atentado terrorista fueron los grupos armados de la oposición radical.