Por su ubicación geográfica, a los países centroamericanos les toca pagar el mayor costo del comercio de las drogas.
“Si nosotros no tuviéramos al norte a los mayores consumidores de drogas y al sur a los mayores productores nos pudiésemos preguntar si tuviésemos los indicadores de violencia que tenemos. Probablemente no”, afirma Aminta Granera Sacasa, directora de la Policía nicaragüense.
Por su parte, Rusia ha comenzado a fortalecer su participación en la lucha antidrogas en Latinoamérica luego de liderar la cooperación en contra de este flagelo en Asia Central. Así en Managua comenzaron a realizarse cursos de capacitación para policías antinarcóticos organizados por el Servicio Federal Antidroga de Rusia.
“Nosotros ya hemos organizado cursos en diferentes países. Nicaragua se ha interesado en nuestros cursos, en nuestra experiencia obtenida en esos 10 años que nuestro servicio especial lleva existiendo”, explicó Anton Hriteshvili, miembro del Servicio Antidroga.
El especialista agregó que en su cuerpo han desarrollado sistemas para descubrir narcóticos escondidos en el cuerpo humano o en los animales. “Lo que les hemos enseñado fue algo nuevo para ellos y ahora saben cómo luchar contra ello”, concluyó.
Esas iniciativas tienen como propósito elevar la calificación de los agentes policiales nicaragüenses. En febrero pasado, las autoridades de ambos países firmaron un acuerdo de cooperación para combatir el narcotráfico que prevé además el intercambio de asistencia técnica, asesoría e información y la capacitación de las fuerzas especiales.
El primer curso del programa Lucha Antidrogas formó a más de 100 efectivos de la Fuerza de Seguridad nacional y su segunda matrícula incluyó a representantes de Honduras, El Salvador y Guatemala.