Según Tepco (Tokyo Electric Power Co.), la empresa operadora de Fukushima I, un 'murasoi' (Sebastes pachycephalus), un tipo de pez semejante a la lubina del Mediterráneo, que fue capturado cerca de la central nuclear siniestrada presentaba una cantidad del cesio equivalente a 254.000 becquereles por kilo. El límite máximo permitido en mariscos y pescado que no se considera dañino para la salud humana es de 100 becquereles por kilo.
Cabe recordar que la actividad pesquera en la prefectura está prohibida en estos momentos, al igual que el consumo de leche, carne, setas y legumbres procedentes de allí. El presidente del Comité de Política Energética de Japón y el titular de la Comisión Independiente de Investigación del desastre de Fukushima, Koichi Kitazawa, calcula que los niveles de radiación en Fukushima permanecerán altos a lo largo de todo el siglo, y que solo dentro de 100 años las condiciones volverán a ser habitables en la zona.
Tepco también comunica que está preparando un proyecto de limpieza del fondo marítimo y que tiene programado renovar el sistema de redes que rodean las aguas de la región, evitando que los peces radiactivos desoven o sean devorados en una zona no contaminada. La medida es vital, teniendo en cuenta que muchos peces del Pacífico como, por ejemplo, los salmones, son anádromas, es decir, viven en agua salada, pero atraviesan miles de kilómetros para aparearse en agua dulce. La ‘fuga’ de ejemplares contaminados puede causar la difusión de la radiación hacia casi cualquier lugar del planeta.