La destrucción de los domicilios de las clases menos acaudaladas y los saqueos tras el terremoto en Chile han puesto al descubierto las inequidades económicas en el país. Según comentó en su blog la socióloga Lucía Dammert, el terremoto en Chile reveló a "un país fracturado, dividido socialmente, con población que se siente excluida y actúa en consecuencia, con falta de valores de comunidad, colaboración y respeto" y "materializó la violencia como método reconocido para resolver todo tipo de conflictos".
Algunos comerciantes aumentaron los precios de los bienes de consumo básicos mientras que algunos ciudadanos se aprovecharon del caos para el pillaje, no sólo de los comestibles, sino también de los electrodomésticos y muebles. Y no eran sólo delincuentes o los más marginales. Incluso incendiaron las tiendas que no lograron saquear. Los psicólogos matizan que el saqueo es una reacción natural frente a un desastre y la situación volverá a la normalidad dentro de poco, especialmente en cuanto lleguen las tropas. Mientras tanto, los ciudadanos se vieron obligados a vigilar la seguridad de sus domicilios y patrullar los barrios por su cuenta.
El carácter de la destrucción también puntualizó las inequidades en la sociedad chilena. Los barrios más acomodados del noreste de Santiago salieron casi ilesos del seísmo gracias a una sólida arquitectura moderna realizada conforme a uno de los códigos de construcción más estrictos del mundo. Pero en los barrios menos acaudalados los habitantes, cuyas casas se doblegaron y serán demolidas, denuncian que la constructora había escatimado en la seguridad de las viviendas de la clase media.
Chile ocupa el décimo puesto en los países con la economía más libre, según la clasificación de The Wall Street Journal and The Heritage Foundation. Al mismo tiempo, de acuerdo con los datos de la ONU, está en el 44º lugar por igualdad social, que se estima a base de los ingresos y gastos del 10% más rico de la población. A pesar de las reformas de libre mercado, que generaron el llamado 'milagro chileno', la grieta económica en la sociedad del país es evidente. El 20% de los hogares más opulentos gana casi la mitad de la renta frente al 5% que gana el 20% de los hogares más pobres.