Los efectos del “calentamiento global” siguen azotando a Europa. El pasado lunes, luego de causar estragos en el noreste de España, una intensa nevada cayó sobre las regiones septentrionales francesas de Provenza, el valle de Ródano, el Mediodía-Pirineos, Córcega, Languedoc-Rosellón y especialmente los Pirineos Orientales, según informó AFP.
El nivel de la nieve alcanzó los 40 centímetros de altura en los valles y el metro de grosor en las montañas, lo que produjo numerosos atascos en las carreteras y cortes de electricidad por todo el sur de país. De 8.000 a 9.000 hogares se quedaron sin electricidad en el departamento de los Pirineos Orientales y 2.600 en Aude.
Todos los establecimientos de enseñanza en la ciudad de Perpiñán, en los Pirineos Orientales, fueron cerrados. El tránsito por toda la red de autopistas entre Toulouse y la frontera española se hizo difícil para los vehículos particulares y definitivamente fue suspendido para todos los camiones. El puesto de control en la frontera franco-española Perthus cerró el lunes al mediodía.
Los pasajeros del tren Talgo, que circula entre España y Francia, tuvieron que pernoctar en la estación de Cerbère, porque el convoy no pudo seguir adelante.
Según los residentes locales, tales nevadas se registraron por última vez a principios de marzo de 1970.
Las nevadas trajeron consigo temperaturas gélidas que marcaron un récord en la región. “Sólo hubo dos inviernos desde 1947 que podrían equipararse a este por el frío que hace”, comentó Yves Clémenceau, jefe del servicio meteorológico Meteo France del departamento de Provenza en una entrevista con el diario Provence.