Las emisiones peligrosas del Shiveluch se elevaron a casi cinco kilómetros sobre el nivel del mar al tiempo que el Kizimen expulsó sus cenizas a cuatro kilómetros de altura. Estas fuentes de contaminación del aire se suman a la columna de humo de cuatro kilómetros del Plosky Tolbáchik que entró en erupción a finales de noviembre pasado. En conjunto podrían afectar fuertemente el tráfico aéreo en la zona.
En las tres cimas los observatorios rusos registran una insólita actividad sísmica con múltiples temblores de baja magnitud que, aseguran los científicos, no presentan ningún peligro para la población de la provincia rusa de Kamchatka. Con la escasa luz de la noche polar se observa también la intensa luminiscencia de los cráteres.
Los especialistas de Rusia no dejan de vigilar a los 'tres gigantes' en espera de eventuales corrientes de lava y nuevas expulsiones de cenizas y gases.