El experto en reconocimiento topográfico Curtis Melvin definió la instalación, ubicada en una sierra, al lado del viejo pueblo Sechon, como el campo de detención número 22. Sus colegas del grupo Una Corea Libre no tardaron mucho en sustituir el término por “campo de concentración”.
El conjunto de construcciones, vallado con una cerca de 20,8 kilómetros de perímetro, incluye varios barracones vigilados, edificios administrativos, seis torres de guardia y una vieja mina de carbón que parece estar fuera de explotación en la actualidad. El recinto cuenta también con su propio cementerio, al tiempo que faltan huellas de una actividad productiva.
Las tecnologías usadas por Google abren “áreas en Corea del Norte que a ningún extranjero se le permite ver”, resalta Melvin haciendo referencia a las excursiones guiadas con programaciones restringidas que son la única oportunidad para los turistas del exterior de conocer el Estado norcoreano.
El hallazgo desató ciertas especulaciones en los medios de comunicación occidentales. Así 'The Telegraph' dice que los reclusos, “quienes pueden ser presionados de por vida junto a tres generaciones de sus familias por algo considerado como crítica al régimen, están obligados a sobrevivir comiendo ratas y recogiendo los granos de cereales del estiércol”.
A su vez, el Gobierno del país siempre ha afirmado que los campos de concentración nunca han existido en su territorio. Pyongyang
aún no ha reaccionado ante la revelación de Google Earth.