La decisión final fue tomada después de obtener el consentimiento del gran muftí de Egipto, que -según la ley local- debe ratificar toda condena a muerte dictada por un tribunal civil de cualquier instancia.
La condena se dictó en ausencia de los siete acusados, ya que estas personas, así como Terry Jones, se encuentran en EE.UU.
A finales de septiembre pasado, el fiscal general de Egipto remitió a la Corte Penal del país el caso de los siete cristianos coptos, que se trasladaron a Estados Unidos, acusados de "desacato al islam, profanación del nombre del profeta Mahoma, humillación de los musulmanes e incitación a los conflictos confesionales en Egipto".
Además, la Fiscalía General envió una petición oficial a Interpol con el requisito de "emprender acciones legales" para detener a estas personas acusadas en Egipto. También pidió a las autoridades estadounidenses "su extradición para llevarles ante la Justicia".
Una serie de protestas y disturbios comenzaron en casi todos los países islámicos tras la publicación de la película que, según los musulmanes, denigra al profeta Mahoma. El efecto del filme fue una espiral de violencia, que provocó la muerte del embajador de EE.UU. en Libia, entre otras víctimas, y varios ataques contra sedes diplomáticas estadounidenses en otros países islámicos.