Las tropas francesas tomaron el último bastión de los islamistas en la ciudad de Kidal, al norte de Mali. Entre tanto el colaborador de RT en Mali Gonzalo Wancha comenta la situación complicada en el país africano.
Así en el norte del país, camino a la ciudad de Tombuctú, el Ejército de Mali tiene bajo control la zona. De hecho, las carreteras en el norte son cada noche vigiladas por aviones estadounidenses. A partir de las 6 de la tarde está prohibida la circulación por seguridad, alegan las autoridades locales, siendo precisamente la seguridad lo que más preocupa en estos momentos a los ciudadanos de Mali.
Últimamente se han hecho frecuentes los casos en los que el Ejército actúa con violencia, como demuestra la presencia de crímenes de guerra. En la localidad norteña de Sevare se encontraron varios cuerpos asesinados por el Ejército. Los cadáveres fueron arrojados a un pozo ubicado en el medio del pueblo y a la vista de todo el mundo, lo que supone un auténtico escarnio público, según Wancha.
Otro problema con el que se enfrentan los malíes hoy es que hay una clara ausencia de garantías legales en esta situación de crisis en el país. Hay casos que evidencian que se están realizando juicios con muy pocas garantías legales.
La llegada de las tropas está generando un clima de persecución étnica y la gran mayoría de los árabes de la zona están siendo perseguidos y acusados de haber sido colaboradores de Al Qaeda. El barrio de comerciantes árabes en Tombuctú fue saqueado, por lo tanto hay muchos indicios de creciente caos en la región.