Los autores del informe anual Centro Triángulo sobre Terrorismo y Seguridad Interior
de Carolina del Norte (TCTHS, según sus siglas en inglés) han llegado a la conclusión de que el excesivo temor de las autoridades ante posibles atentados pro parte de musulmanes estadounidenses radicalizados no está justificado.
De los 180.000 asesinatos cometidos en EE.UU. desde la tragedia del 11-S en 2001, solo 33 muertes se debieron a atentados organizados por estadounidenses musulmanes, mientras que en 2012 solo los tiroteos se cobraron el doble de vidas en el país: 66.
Los datos del informe demuestran que el número de musulmanes estadounidenses que cometieron delitos o que fueron encarcelados por preparar atentados pasó de los 49 casos en 2009 a 14 en 2012.
El director de TCTHS, David Schanzer, subraya que "no solo el número de tales incidentes se va reduciendo", sino que "los terroristas están ahora menos preparados y tienen menos conexiones con organizaciones terroristas internacionales".
A pesar de que se observa un descenso en el número de delitos de terrorismo por parte de los estadounidenses musulmanes, las fuerzas de seguridad del país no reducen la vigilancia sobre este grupo de ciudadanos.
El FBI continúa sin perder de vista a los musulmanes sin tener muchas veces en cuenta si están involucrados en algún crimen, escribe el diario 'Wired'. La fuerza legal de la Ley Patriótica que otorga a las agencias federales mayores poderes de vigilancia fue prolongada hasta 2015. Asimismo, otras leyes polémicas aprobadas después de la tragedia del 11-S siguen en vigor.