De acuerdo con un informe de la Oficina de Cuentas del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés), entre 2008 y 2011 se gastaron 97 millones de dólares para el equipamiento y capacitación de sus socios centroamericanos.
La mayor parte de las asignaciones se gastó en la adquisición de material bélico, como vehículos, aeronaves y lanchas patrulleras, miras de visión nocturna, chalecos antibalas, radios, equipos de rayos X para escanear contenedores de carga, etc.
La Iniciativa Centroamericana de Seguridad Regional, el programa de gobierno para canalizar dinero al sur, también asigna fondos para la lucha contra el tráfico de drogas o para los Centros Antipandillas Transnacionales, destacamentos integrados por agentes del FBI y de la DEA, que cooperan con la Policía local para investigar el tráfico de drogas, el contrabando de armas y el lavado de dinero.
Y esto no es todo. El FBI ha utilizado fondos para desarrollar el "potencial para identificar huellas dactilares y datos biométricos" en América Central, según un informe de 2012 elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso. Además de la biometría, EE.UU. ha desarrollado un sistema de rastreo de armas llamado eTrace, montó instalaciones para realizar escuchas telefónicas e instaló un sistema de vigilancia en la ciudad de Guatemala.
El seguimiento de todos los gastos es difícil, ya sea en términos de seguridad o reducción de la afluencia de drogas. Alrededor del 60% de la cocaína que entra a EE.UU. pasa a través de América Central y los países más afectados por la violencia en la región: Guatemala, El Salvador y Honduras.
Los homicidios en Guatemala descendieron un 8,9% en 2012, aunque la violencia ha aumentado en algunas regiones del país. Los homicidios en El Salvador también se han reducido en los dos últimos años, pero este fenómeno se atribuye, de acuerdo con medios locales, a una tregua entre las pandillas en guerra. Por el contrario, Honduras experimentó un crecimiento de homicidios de un 100% desde 2007 y especialmente después del golpe de Estado de 2009.
Y ni siquiera los comandantes militares estadounidenses en la región ven el tráfico de drogas en declive. "No lo hemos logrado en ambos lados del istmo", manifestó recientemente el comandante de Fuerza Antidrogas de EE.UU. en América Central, Charles D. Michel, a 'InfoSurHoy'.
Y no todos los 'socios' de Michel son, por decirlo de algún modo, dignos de confianza. El intercambio de datos de inteligencia en Honduras tuvo que detenerse durante un año después de que la Fuerza Aérea hondureña derribara dos aviones civiles sospechosos de transportar drogas (el proceso se reanudó en noviembre). El Departamento de Estado también suspendió la financiación de la Policía Nacional de Honduras el año pasado tras las denuncias de que su jefe había sido ex comandante de un escuadrón de la muerte.