Saber la verdad es lo que buscamos. No sabemos adónde vamos a llegar. Queremos una condena y queremos saber sobre todo qué pasó con ellos y con el resto de los compañeros”
No es un juicio más, sino el más importante sobre los crímenes de la última dictadura argentina. La llamada Megacausa ESMA, volvió a los tribunales tras el receso de verano de la Justicia.
Son 67 los procesados, cerca de 900 testigos y más de 780 víctimas. Y sin embargo este juicio es sólo una parte, la tercera, de la investigación por los secuestros, torturas y asesinatos de lo que fue el mayor centro de detención clandestina, con sede en la Escuela de Mecánica de la Armada.
“Saber la verdad es lo que buscamos. No sabemos adónde vamos a llegar. Queremos una condena y queremos saber sobre todo qué pasó con ellos y con el resto de los compañeros”, asegura Paula Donadío, familiar de algunos de los desaparecidos.
'Vuelos de la muerte'
En el proceso se juzga por primera vez una de las prácticas más macabras del terrorismo de Estado: los llamados 'vuelos de la muerte'. Fueron denunciados desde el principio por los sobrevivientes y luego tardíamente confesados por el ex militar Adolfo Scilingo, quien admitió haber participado en dos de ellos. Pero la prueba fundamental fueron los miles de cuerpos que hablaron y lo siguen haciendo, al aparecer esporádicamente en las costas del Río de la Plata.
“Las víctimas no sabían, en ese momento obviamente no se sabía, si iban a ser elegidas o no. Y en el momento en que se las designaba con un número tenían que hacer una fila los días miércoles (se los llamaba ‘día de traslado’) y se las arrojaba vivas al mar”, contó la abogada Marianela Ahumada.
“Siempre hay una esperanza”
Son ocho los pilotos sentados en el banquillo. Y aunque ninguno reconoce su culpabilidad, los familiares no pierden la esperanza de que en algún momento de este largo proceso, se aporte nueva información, que permita encontrar a quienes aún hoy continúan desaparecidos.
Una de las familiares, Paula Donadío, dice que siempre hay una esperanza. “Creer que no lo van a decir no sirve mucho. Siempre es mejor pensar que en algún momento ellos nos van a dar una respuesta. Tanto a mi familia como a las miles de familias que siguen buscando niños, que ahora son jóvenes; o a quienes siguen buscando los cuerpos de sus seres queridos”, prosigue la mujer.
Desde el año 2003 cuando se derogaron las llamadas ´leyes del perdón´, los juicios reanudados arrojaron sentencias contra decenas de represores en toda la geografía argentina. Muchos de los ya condenados podrían volver a serlo en este juicio donde, gracias a las garantías democráticas, ejercerán su derecho a defenderse. Un privilegio que a las víctimas del horror vivido entre 1976 y 1983 les fue negado.
Dentro de dos años, cuando se espera que termine este juicio, se estará cerca de cumplir cuatro décadas desde el golpe de Estado más cruento en la historia argentina. Los familiares y la sociedad entera esperan una sentencia ejemplar. Porque a pesar del transcurso del tiempo, la consigna sigue siendo la misma: Memoria, Verdad, y Justicia.