Según el documento, elaborado por el Gobierno escocés de Alex Salmond y dado a conocer este martes, en caso de un voto favorable, los partidos políticos y la sociedad civil escoceses entrarían en una negociación con el Gobierno de Londres para formar una plataforma constitucional que permitiera separar las instituciones y los recursos.
Después de que transcurriese ese periodo de transición, en que el Parlamento británico tendría la función de revocar el Tratado de la Unión, que constituyó el Reino Unido en 1707, se proclamaría la independencia de Escocia en marzo de 2016. En mayo de ese año, afirma la hoja de ruta, se celebrarían las primeras elecciones. Posteriormente se formaría el primer Parlamento independiente y se redactaría una Constitución.
El documento señala además que se definiría la relación con la Unión Europea y la OTAN. Además, si así lo deseara la población escocesa, podrían ilegalizarse las armas de destrucción masiva.
Aunque en el texto se insta al Gobierno británico a que participe a partir de este momento en un debate "preparatorio" de la transición en caso de que los escoceses elijan la independencia el año próximo, el Ejecutivo de David Cameron ya ha manifestado que no "prenegociará" la independencia.
Después de que el mes pasado la Cámara de los Comunes aprobara traspasar a Edimburgo la potestad para regular la consulta, el Gobierno escocés de Salmond someterá en marzo su proyecto de ley sobre el referéndum a la aprobación del Parlamento autónomo.
Cameron y Salmond firmaron en octubre pasado el llamado Acuerdo de Edimburgo, por el que se fijaba el referéndum sobre la independencia para el otoño boreal de 2014 y otorgaba al Gobierno escocés las competencias para organizarlo.