Se cree que la construcción de un puente sobre el fiordo de Kolgrafafjordur y un vertedero son las causas de un menor nivel de oxígeno en sus aguas y motivo de la muerte de los arenques.
El biólogo Robert Arnar Stefánsson estima que 7.000 toneladas de arenque están arrojadas en las orillas del fiordo y que hay muchas más en el fondo.
En diciembre pasado ocurrió algo parecido, cuando una cantidad similar de peces murieron. Por el momento las autoridades marinas de Islandia se encuentran recopilando información, mientras que el Gobierno islandés acordó asignar dinero para investigar y controlar la situación.
De acuerdo con una disposición de la Agencia de Medio Ambiente de Islandia, se ha decidido dejar que el arenque se descomponga naturalmente.
Sin embargo, los residentes que viven en las cercanías se quejan del olor y exigen que se realice una limpieza del fiordo.
Decenas de miles de aves han sido atraídas hasta el sitio para alimentarse, pero según los expertos, se teme que el aceite del arenque en descomposición ponga en peligro a estas aves en las próximas semanas.