Sin embargo, tales estrategias serían fuertemente castigadas por Washington si se fueran aplicadas por otros países en territorio estadounidense. “Es algo excepcional cuando una ley así se aplica sobre otros regímenes pero cuando esas mismas normas se ejercen sobre nuestro país la política exterior no lo permite, pero nosotros continuamos ejerciendo nuestras actividades sin restricción alguna”, denuncia Jeffrey Bachman del Colegio de Servicios Internacionales de la Universidad Americana, Washington.
Nos vimos matando a la gente, en muchos casos incluso a los niños, sin tener evidencia alguna que pruebe su vinculación con actividades criminales o terroristas"
Pero el punto más polémico de los ataques de drones es el número de víctimas mortales entre la población civil. Aunque no hay una estadística oficial, “nos vimos matando a la gente, en muchos casos incluso a los niños, sin tener evidencia alguna que pruebe su vinculación con actividades criminales o terroristas”, reconoce el ex agente de la CIA, John Kiriakou.
Pero la legendaria lucha de EE.UU. contra el terrorismo justifica estas muertes y las hace legales a través de sus documentos, algo que podría tener consecuencias aún más peligrosas. “Si extendemos la lógica propuesta por la Casa Blanca” nos veríamos “ante un precipicio” porque “estamos ante el peligro de rebasar los límites”, advierte Norman Solomon, director del Institute for Public Accuracy, una organización que comunica a los grandes medios con fuentes alternativas.
Entonces no se salvarían ni los propios ciudadanos de EE.UU. porque “si alguien cree que un ciudadano estadounidense piensa en acciones que podrían amenazar al país, según esa lógica absurda, al presidente le parecerá bien que maten a esa persona”, concluye Norman Solomon.