Huddleston podría referirse a la captura en septiembre de 2010 de siete personas vinculadas a una mina de extracción de uranio del grupo francés Areva. Tres de los secuestrados fueron liberados en febrero de 2011, mientras que otros cuatro, de nacionalidad francesa, siguen en manos de Al Qaeda, presumiblemente en el norte de Mali.
“Los rescates, como siempre, se pagaron indirectamente. Acabaron en manos del Gobierno maliense y se entregaron, al menos en parte, a los salafistas", señaló Huddleston.
La embajadora en Mali entre 2002 y 2005, añadió que aunque los Gobiernos nieguen que llevan a cabo ese tipo de prácticas para intentar liberar a sus secuestrados, "todo el mundo sabe que el dinero pasa de mano en mano a través de diferentes intermediarios". Admite que esos rescates "terminan en la tesorería de AQMI y le permiten comprar armas y reclutar".
Los rescates terminan en la tesorería de AQMI y le permiten comprar armas y reclutar"
Un portavoz del Ministerio francés de Exteriores se negó a comentar estas informaciones que "están basadas en rumores" y reiteró la posición oficial de Francia que consiste en no pagar rescates a terroristas.
No se trata del único ni del último caso de secuestro de trabajadores de empresas francesas en la región. A mediados de enero de 2013, un grupo armado irrumpió en una planta de gas en Argelia para tomar a cientos de personas como rehenes. Casi 40 trabajadores extranjeros y decenas de secuestradores fallecieron en el asalto llevado a cabo para su liberación. El ataque terrorista se produjo tan solo unos días después de que Francia empezara la operación militar en Mali para ayudar a combatir a los insurgentes islamistas.