La explosión del artefacto explosivo, que estaba adosado a una moto junto a un mercado de verduras, iba dirigida contra la minoría chiíta.
Fuentes del hospital informan que muchos de los heridos se encuentran en estado crítico y que la cifra de muertos va aumentando.
El área del ataque, ubicada en un barrio de clase media baja en las
afueras de la localidad de Quetta, ha sido acordonada por agentes de
seguridad quienes califican al incidente como "un ataque sectario". Hasta el momento, nadie se ha atribuido la responsabilidad por el atentado.
"Los rescatistas y voluntarios no se atreven a acercarse al lugar de la explosión, por temor a que estalle otra bomba", dice Haider Changezi, un activista chií paquistaní.
Este ataque vuelve a desatar el pánico entre la población chiíta que aún no ha podido olvidar las dos explosiones que hace un mes mataron al menos a 90 personas.
Así, en los últimos 35 días se han registrado un total de 204 víctimas mortales, la mayoría de ellos eran chiítas.
El 94% de la población de Pakistán es musulmana, pero solo el 20% son chiítas. Esta minoría ha pedido al gobierno paquistaní en numerosas ocasiones mayor protección tras los intensos ataques que sufren por parte de los suníes, la rama mayoritaria del islam.