El proyecto democrático de la reforma migratoria, según USA Today que recoge el texto, prevé que los 11 millones de inmigrantes ilegales que residen hoy en día en el país tengan derecho a solicitar un nuevo tipo de visado, Lawful Prospective Immigrant (literalmente, 'futuro inmigrante legal'). Para conseguirlo, tendrán que someterse a un chequeo para probar que no tienen un pasado criminal, suministrar su información biométrica y pagar la tarifa correspondiente.
Los indocumentados en custodia federal y los que estén involucrados en los procedimientos de deportación también podrán solicitar el visado.
Los inmigrantes que reciban el nuevo estatus legal podrán solicitarlo también para su esposa/esposo e hijos que residan fuera de EE.UU. El visado les permitirá a los inmigrantes residir en EE.UU. durante cuatro años, trabajar legalmente y salir del país para cortos períodos de tiempo.
Después de estos cuatro años, se podrá volver a solicitar el visado para otros cuatro años. La etapa siguiente (tras los ocho años) será solicitar la Green Card: los candidatos deberán probar que pagaron impuestos, hablan inglés y conocen la historia de EE.UU. y de su Gobierno. Después de conseguir la residencia permanente, podrán solicitar la ciudadanía.
La reforma estaría "muerta" antes de llegar al Congreso, insistió a su vez el senador republicano Marco Rubio. Según señaló, la ley, tal y como está formulada, agravaría los problemas migratorios en el país. "No es capaz de cumplir con las promesas que ya habían sido rotas anteriormente, de asegurar nuestras fronteras. Da ventajas a aquellos que violaron nuestras leyes migratorias frente a la gente que opta por hacer las cosas bien y venir aquí legalmente", puntualizó a través de un comunicado oficial. "El presidente está torpedeando su propio plan. Demuestra que no se lo toma realmente en serio. La ley no va a pasar", aseguró a la cadena Fox News, a su vez, el senador republicano Rand Paul.