Los activistas han convocado hasta cien eventos de protesta por todo EE.UU. para expresar su desacuerdo con esa iniciativa legal lanzada por Barak Obama, tras la matanza en una escuela primaria Sandy Hook.
Las reformas, activamente discutidas en EE.UU., prevén la prohibición de portar armas de asalto y un mayor control de las personas que deseen adquirir armas.
Sin embargo, para los defensores del derecho a la posesión de armas como la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), el creciente número de masacres en Estados Unidos no es un motivo suficiente para las restricciones propuestas. Denuncian que la iniciativa de Obama viola la segunda enmienda de la Constitución y puede ser una amenaza para otras libertades.
“Nunca aceptaremos que el Gobierno llegue a nuestras casas y exija que declaremos con qué armas protegemos nuestro derecho natural a nuestra propia integridad”, según el activista Dustin Stockton citado por varios medios locales.
La postura del Gobierno al respecto parece ser muy diferente. “Las armas de asalto no son para protegerse. Puedes protegerte de muchas formas sin un [rifle semiautomático] AR-15", dijo el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, en un discurso el pasado 21 de febrero.
"El sentido común dice que estas armas de asalto son innecesarias y peligrosas, y ponen en riesgo a nuestras fuerzas de seguridad", sostiene Biden, que añadió que “hay un precio moral que pagar por la inactividad" ante el problema de los tiroteos mortales en EE.UU.
En los últimos ocho años ocurrieron más de 430 tiroteos mortales en el país norteamericano. El trágico ataque de un joven en la escuela Sandy Hook en Connecticut se cobró la vida de 27 personas, entre ellas 20 niños.