"Supuestamente, Pinochet les dijo a sus asesores, 'no me iré, sin importar lo que ocurra''', decía el documento de la Agencia de Inteligencia Militar, basado en información de un oficial de la Fuerza Aérea chilena.
Los archivos informan que después de los resultados de la votación el general, furioso, reunió a los miembros de la Junta Militar en el palacio presidencial en un último intento de mantenerse en el poder.
"Pinochet estaba preparado la noche del 5 de octubre para desestimar los resultados del referéndum", indicó un informante cuya declaración aparece en un reporte del Departamento de Estado.
El ex dictador tenía un documento preparado para que otros generales los firmaran y "habló de usar los poderes extraordinarios para que las Fuerzas Armadas tomaran la capital".
Sin embargo, el plan fue rechazado por sus generales e incluso por sus más cercanos colaboradores. Fue entonces, al perder el apoyo para desaprobar la consulta del 5 de octubre de 1988, cuando Pinochet aceptó su derrota.
EE.UU. apoyó la campaña contra Pinochet
Según los archivos, los funcionarios estadounidenses habrían advertido a los líderes chilenos que buscaran una forma pacífica de oponerse a los planes del dictador. Además, de dichos documentos se desprende que Washington habría apoyado la campaña contra Pinochet, a pesar de que antes procuraron socavar el Gobierno socialista de Salvador Allende y respaldaron el golpe de Estado que aupó al militar hasta el poder. Hasta ese mismo momento, EE.UU. siempre apoyó al Gobierno de Pinochet.
Según cifras oficiales, durante los 17 años que duró el régimen pinochetista (1973-1990) más de 3.200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado (de los que unos 1.200 fueron detenidos y continúan en condición de desaparecidos), más de 28.000 fueron torturados y sufrieron prisión política y varios centenares de miles debieron exiliarse.
Pese los cargos de violaciones a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito, el general murió en 2006 bajo arresto domiciliario, sin siquiera haber sido juzgado.