Una reciente información del diario británico 'The Mail on Sunday' relata una operación del Servicio Aéreo Especial británico (SAS, por sus siglas en inglés), puesta en marcha antes de que el Reino Unido y EE.UU. aprobaran y anunciaran la invasión de Irak.
La noche entre el 17 y el 18 de marzo de 2003, 24 horas antes de que los diputados del Reino Unido llevaran a cabo una votación decisiva sobre la guerra de Irak, decenas de soldados se infiltraron en el país con orden de atacar a las tropas de élite de Saddam Hussein.
Según Menzies Campbell, ex líder del Partido Liberal Demócrata, el hecho de que el inicio de esta operación se diera antes de la votación parlamentaria es una prueba evidente de que el entonces mandatario, Tony Blair, ya había decidido con antelación respaldar el plan del presidente Bush, quien anunció la invasión la noche del 19 de marzo.
Los combatientes del SAS se dirigieron a Al Qaim, ciudad desde la que, según informes de inteligencia, las fuerzas de Saddam Hussein supuestamente planeaban lanzar armas químicas contra Israel. Enviaron al lugar en cuestión helicópteros Chinooks y vehículos Land Rover, armados con ametralladoras, lanzacohetes y misiles Stinger.
El artículo explica que los miembros del regimiento pasaron los tres meses anteriores a la misión recluidos en bases secretas ubicadas en Arabia Saudita y Jordania.
En la noche del 18 de marzo, mientras decenas de tropas del SAS se preparaban para combatir en esa ciudad iraquí, en el Reino Unido, la Cámara de los Comunes aprobó una moción del Gobierno que autorizó el recurso a la fuerza contra Irak. Esta medida permitía al país recurrir a "todos los medios necesarios" con los que contaba.
En la madrugada del 19 de marzo el equipo de las SAS se aproximó a la planta de tratamiento de agua de Al Qaim, presuntamente una base de armas químicas. Esa noche hubo un intercambio de disparos entre las fuerzas especiales británicas y la Guardia Republicana iraquí. Las operaciones se reanudaron ese mismo día, precisamente aquel en el que George W. Bush pronunció un discurso anunciando el inicio de la guerra contra Irak bajo el pretexto de desarmar al país, “liberar a su pueblo y defender al mundo de un grave peligro”. Una invasión también respaldada por países como España, Italia y Portugal.
La supuesta presencia de armas químicas y de destrucción masiva en Irak fue una de las principales razones de la agresión de EE.UU. y sus aliados contra el régimen de Saddam Hussein en 2003. Sin embargo, después de que Hussein fuera derrocado, se hizo evidente que Irak no contaba con esas armas químicas.