Sin embargo, el Consejo Supremo de Antigüedades es el órgano que decidirá el asunto. Egipto planea alquilar toda su riqueza histórica: la legendaria Esfinge, las Pirámides de Giza, los complejos arquitectónicos de los templos de Luxor y Karnak del faraón Ramsés II en Abu Simbel.
Pese a que el Consejo Supremo de Antigüedades, junto con algunos arqueólogos célebres, han criticado fuertemente la iniciativa, hay cierta probabilidad de que las maravillas arqueológicas dejen de pertenecer temporalmente a Egipto. La mayoría de los ciudadanos tampoco ha acogido con entusiasmo la noticia.
Entre tanto no se especifica cómo podrían usar las agencias turísticas esos templos históricos, pero estas empresas podrían simplemente monopolizar el derecho de vender entradas para las visitas a los monumentos.
La situación financiera de Egipto, un país agotado por la inestabilidad política, es nefasta. Las reservas de oro del país se encuentran en su nivel más bajo de la última década. Al mismo tiempo, sigue creciendo la tasa de desempleo. Alrededor de 162.000 egipcios se han quedado parados en los últimos tres meses.