Tras probar varios ingenios técnicos, los investigadores optaron por ahorrar mediante el manejo automático.
El pasado febrero cuatro camiones fueron puestos a prueba, unos de los cuales fue conducido por un chófer. Los vehículos se movían uno tras otro a una velocidad de 80 kilómetros por hora, manteniendo una distancia de cuatro metros.
Dado que el primer camión se enfrentaba a la mayor resistencia del aire, los que lo seguían lograron ahorrar hasta el 15% de combustible.
Los camiones están dotados de radares láser y cámaras que detectan obstáculos en las marcas viales. Un módulo de comunicación inalámbrica mantiene el contacto entre los vehículos.
Se espera que las pruebas duren hasta el año 2020.