De acuerdo con una investigación realizada por el diario 'The Guardian' y la filial árabe de la cadena BBC, veteranos de guerra estadounidenses de alto rango fueron testigos de los procedimientos de tortura aplicados por el Ejército de EE.UU. en Irak.
En concreto, menciona a los coroneles James Steele y James Coffman. Ambos fueron responsables de enviar informes tanto al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, como al general David Petraeus, quien renunció a su cargo como jefe de la CIA el pasado mes de noviembre tras un escándalo sexual.
Según el general Muntadher al Samari, que trabajó de cerca con los supervisores, estos conocían todo lo que ocurría en los centros de detención y fueron testigos de los procedimientos de tortura empleados allí. Torturas que, según el general, fueron de lo más horrible.
Steele y Coffman estuvieron implicados en las 'guerras sucias' en América Central durante la década de los 80, señala la publicación. El Pentágono los envió a Irak para que supervisaran comandos de policía que llevaban a cabo detenciones clandestinas y organizaban centros de tortura con el fin de obtener información de los insurgentes.
Los datos, basados en testimonios de testigos iraquíes y estadounidenses, implicarían directamente a asesores estadounidenses en violaciones de derechos humanos.
Las fuerzas armadas de EE.UU. atacaron Irak en 2003 y derrocaron el régimen de Saddam Hussein con el pretexto de que poseía armas de destrucción masiva, que jamás fueron halladas. En total, más de un millón de iraquíes resultaron muertos tras la invasión y ocupación estadounidense del país árabe. Abundante información confirma que durante ese periodo se ejecutaron numerosas torturas en las prisiones iraquíes.