Según la tradición, la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica se realiza a puerta cerrada. A fin de garantizar el secreto de las próximas elecciones, que se llevará a cabo bajo los frescos de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina, se han implementado medidas estrictas para que no se viole el secreto del proceso. Así, los 115 cardenales electores no podrán entrar en las redes sociales como Twitter o Facebook. Los cardenales que divulguen cualquier información, serán excomulgados.
El cónclave, que viene del latín 'cum clavis', que significa 'bajo llave', se celebra en secreto desde hace más de ocho siglos. En algunos casos, los cardenales no lograron elegir a un nuevo papa durante años por lo que, con el pasar del tiempo muchas cosas han cambiado, aunque los procedimientos de confidencialidad siguen vigentes hasta nuestros días.
Los cardenales de la Iglesia Católica se reunirán el martes 12 de marzo para elegir al sucesor de Benedicto XVI que renunció a su cargo el pasado 28 de febrero. En la Capilla Sixtina han colocado dos hornos donde se quemarán las tarjetas de votación en la elección del sumo pontífice. La aparición de humo blanco en la chimenea del Vaticano será la señal inequívoca de que el nuevo jefe del Vaticano ha sido elegido.
La asamblea puede durar desde horas a semanas, ya que no concluye hasta que al menos dos tercios de los cardenales consensuen la elección del nuevo sumo pontífice. En este caso, el próximo papa requerirá un apoyo mínimo de 77 votos.