Será además una gran demostración de confianza en la tecnología láser, por dos razones. En primer lugar, la prueba de un cañón láser, muy probablemente de estado sólido, ejercerá una enorme presión 'publicitaria' en el desarrollo de este tipo de armas. En segundo lugar, el láser no será instalado en un viejo buque, sino en el Ponce, recientemente modernizado para convertirse en una base flotante avanzada, es decir en una nueva plataforma de lanzamiento de helicópteros de ataque, aviones teledirigidos y comandos que, entre otras misiones, se dedicarán a redadas antiterroristas. En otras palabras: la Marina instalará armas láser a bordo de uno de sus barcos más importantes.
En una situación de déficit presupuestario de gran escala que ha afectado varios proyectos de la Armada, los defensores de la comunidad naval argumentan que las características únicas de las llamadas 'armas de energía dirigida' se adaptan bien a una era de presupuestos más ajustados.
"En cierto sentido, es más económico, pero, más allá de la teorías económicas, es un modo de tener siempre 'cargadores' más llenos debido a que los tanques de combustible [de los barcos] se convierten precisamente en cargadores”, dice Nevin Carr, un almirante retirado de dos estrellas que precedió a Klunder como jefe de la Oficina de Investigación Naval. En otras palabras, las armas láser se cargan de energía desde fuentes como generadores situados a bordo de los buques portadores de estas armas.
¿Ahorro o despilfarro?
Pero el 'cargador' recargable de un cañón láser no solo supone un ahorro de dinero para la Marina. Su alto mando piensa realmente que la tecnología de cañones láser está 'madura'. En 2011, por primera vez un láser sólido pudo incendiar el motor de un pequeño bote. Pero los actuales láseres de la Marina tendrán una utilidad limitada, al menos durante los primeros años. Carr duda de que los láseres sólidos, como el que se instalará en el Ponce, sean capaces de generar unos 100 kilovatios de energía, cantidad considerada militarmente relevante.
"Es una buena potencia para objetivos más fáciles como los UAV [vehículos aéreos no tripulados] y para botes pequeños y rápidos", dice Carr. De hecho, la Marina informó el año pasado de que el derribo de drones navales sería el primer objetivo de los láseres actuales. Pero un láser que genere menos de un megavatio de potencia será inútil para eliminar la amenaza número uno para la flota de superficie, los misiles antibuque: "Será imposible hacerlo con un láser sólido," reconoce Carr.