La insistencia de Kerry se basa en que Irán estaría enviando a Siria armas a través del espacio aéreo iraquí mediante vuelos que, según un funcionario del Departamento de Estado, se están produciendo casi todos los días, y que han sido cruciales para el gobierno de Bashar al Assad, enfrentado a una creciente presión de los combatientes rebeldes financiados desde el exterior.
"Todo lo que ayuda al presidente Assad plantea un problema. Espero que podamos avanzar en este tema", dijo Kerry.
Kerry aseguró que mantuvo una discusión "muy acalorada" con el primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, sobre este tema, pero no recibió ninguna señal tangible de que los iraquíes vayan a cambiar su posición al respecto.
La inesperada visita de Kerry coincide con el décimo aniversario de la invasión estadounidense de Irak, que llevó a la caída de Saddam Hussein, con el pretexto de que poseía armas de destrucción masiva que jamás fueron halladas. En total, más de un millón de iraquíes murieron tras la invasión y ocupación estadounidense del país árabe. Abundante información confirma que durante ese periodo se ejecutaron numerosas torturas en las prisiones iraquíes.
EE.UU. le ha pedido en varias ocasiones a Irak que controle el cargamento de los aviones que sobrevuelan su espacio aéreo procedentes de Irán con destino a Siria porque sospecha que pueden transportar equipamiento militar para el régimen de Damasco, principal aliado de Teherán en la región.
Los actos violentos, perpetrados sobre todo por insurgentes sunitas, entre los que destaca la facción local de Al Qaeda, enlutan a diario Irak, corroído asimismo por la inestabilidad política y la corrupción.