Según el director del consorcio, Gueorgui Ántsev, está por llegar la época de equipos bélicos modulares, en que cada sistema de combate se monte a partir de bloques prefabricados. La idea de unir varios sistemas de armas en una unidad móvil no es nueva. Sin embargo, los ingenieros rusos han ido más allá al utilizar para ello contenedores estándares de 20 y 40 pies que normalmente se usan para el transporte de cargas.
Precisamente estos apacibles contenedores de carga albergan temibles misiles navales polivalentes de los tipos Kh-35UE, 3M14 y 3M54, y sistemas de reconocimiento y de control.
Los contenedores con bloques de equipos dentro pueden fácil y rápidamente servir de piezas para construir sistemas de armas de cualquier capacidad y propósito para luego ser sigilosamente trasladados a la posible zona de operaciones. Cualquier contenedor del sistema Club-K puede lanzar una devastadora salva de misiles.
Un tren o un convoy de camiones con tales contenedores puede ser fácilmente trasladado adonde no lo espera el enemigo. Los contenedores con misiles 'enlatados' del sistema Club-K no permitirán acercarse a litoral nacional a la flota enemiga y lanzar un ataque a territorio nacional. Cualquier objetivo podrá ser destruido en un rango de hasta 300 kilómetros con misiles de precisión antibuque Kh-35. Su particularidad es que el misil vuela a una altura de no más de quince metros y cuatro metros en la trayectoria final. Es casi imposible interceptarlo, mientras que un solo Kh-35 es capaz de hundir un buque de guerra que desplace 5000 toneladas.
Localizar a los lanzadores encerrados en contenedores sería muy difícil. El saber hacer del sistema no radica solo en su alta movilidad y facilidad de mantenimiento, sino también en su 'monouso', con lo cual se elimina la necesidad de caros vehículos especiales, vehículos de transporte y carga, etc.
Además sería muy fácil cambiar la configuración del sistema, así como el juego de misiles del que estaría dotado, por la sencilla razón de que es modular.