Aunque Pyongyang aumenta la retórica bélica, subrayando que está perfectamente listo para una guerra en caso de cualquier provocación del Sur o de los EE.UU., sigue aumentando el número de visitantes de otros países.
Por ejemplo, señala el periódico Chosun Ilbo, hay planes para reanudar los viajes turísticos de Xian a Pyongyang y reanudar la comunicación ferrocarril entre la provincia china de Jilin con la provincia norcoreana Hamgyong.
Desde abril aumentará también la comunicación aérea directa entre las capitales norcoreana y china: la aerolínea estatal Air Coryo ha decidido aumentar el número de vuelos regulares entre Pekín y Pyongyang de tres a cinco por semana.
La comunicación se corta, pero no se corta
En cuanto a la escalada de la tensión con Corea del Sur, Pyongyang cortó el miércoles la línea telefónica militar, la última línea de comunicación directa con su vecino sureño. La línea se usaba para manejar el acceso de los trabajadores surcoreanos al centro industrial Kaesong, operado conjuntamente por el Sur y el Norte.Sin embargo, el jueves casi 200 surcoreanos y 166 vehículos con gasolina y materiales atravesaron la frontera con el Norte después de que las autoridades norcoreanas usaran una línea telefónica civil para permitir el acceso.