Una empresa estadounidense está a punto de lanzar una versión de prueba cerrada de una plataforma que le permitirá ofrecer a sus clientes publicidad basada en su información genética.
Al comprar los datos genéticos de cualquiera que los quiera vender, la compañía descifrará el ADN, vinculará los resultados con los datos de Twitter, Facebook y otras redes de Internet, procesará la información y creará un perfil único y preciso de la persona.
Lo que haga luego con la información dependerá del cliente.
El usuario puede permitir que a su perfil tengan acceso fabricantes o instituciones científicas. En este caso la empresa estadounidense podrá ofrecerle productos que correspondan a sus necesidades y obtendrá dinero de los productores que quieran adquirir la información.
En realidad, se espera que el negocio sea tan rentable que la secuenciación del ADN salga gratis.
Por ejemplo, el análisis genético puede revelar que el cliente tiene alguna alergia o que es propenso a la alopecia. Al analizar el ambiente del cliente a través de las redes sociales la compañía puede descubrir que en su vida existen factores, tales como estrés o la costumbre de fumar, que pueden contribuir a la aparición o empeoramiento de la pérdida de cabello. Con permiso del cliente le podrán sugerir medicamentos, parches de nicotina, cursos de meditación o yoga, servicios de spa...
Los productores no son los únicos que podrán beneficiarse de la novedad. Los vínculos entre el perfil genético y el ambiente, la vida social y la historia familiar es lo que falta en muchos estudios genéticos. Esta información podría ayudar a estudiar enfermedades o defectos genéticos.