A los intereses de las deudas contraídas para financiar los despliegues militares, se suman las pensiones y gastos de salud para dos millones y medio de veteranos de guerra, lo que supone una parte considerable de la suma total barajada.
La profesora Linda J. Bilmes, ex funcionaria de la administración del presidente Bill Clinton y autora de la investigación, considera que el efecto negativo de las decisiones tomadas por el gobierno estadounidense durante las dos guerras gastrará el presupuesto del país durante las próximas tres o cuatro décadas.
"Como consecuencia de estas opciones de gasto en tiempos de guerra Estados Unidos se enfrentará a restricciones de fondos para las inversiones en personal y diplomacia, investigación y desarrollo de nuevas iniciativas militares", afirma.
Según las estimaciones de Bilmes, Washington ya gastó unos dos billones de dólares en las dos guerras iniciadas por George W. Bush.
El presidente de la organización Vamos Unidos USA, Juan José Gutiérrez, afirma que, pese a la crisis de la economía norteamericana , Washington mantendrá su gasto militar a toda costa, incluso a expensas del sector social.
“En el Congreso las fuerzas conservadoras […] están avanzando en su posición intransigente para acordar elevar el techo fiscal y esto debe venir acompañado de recortes de los servicios que, fundamentalmente, el país le garantiza a la ciudadanía norteamericana. Es decir, cada vez habrá menos inversión en el sector social, se intentará por todos los medios mantener el gasto del presupuesto militar y esto traerá desequilibrios sociales en la sociedad que van a complicar las relaciones entre el gobierno y la ciudadanía”, afirma.
“Cada vez más el pueblo norteamericano cobra conciencia de que las guerras no suponen tanto beneficio para el país. En el plano económico son desastrosas”, resume el analista.