Según reporta la agencia rusa de noticias Itar-Tass cuyos corresponsales están en la ciudad, allí reina la tranquilidad. Las tiendas, farmacias, restaurantes y servicios comunales siguen funcionando en su régimen habitual. Tampoco hay problemas de transporte público. Todos los precios de los alimentos siguen igual que antes de esta declaración.
En las calles no se ven fuerzas militares adicionales. Las embajadas extranjeras y sedes de organizaciones humanitarias internacionales tampoco vieron necesario reforzar su guardia. Se ven preparativos para el próximo 15 de abril, una de las fiestas nacionales más destacadas, el aniversario del nacimiento de Kim Il Sung, el primer líder de Corea del Norte. Y mucha gente está en las calles para participar en la tradición anual norcoreana de plantar árboles en Pyongyang durante el último fin de semana de marzo.
Sin embargo, tanto por la tele como por la radio suenan con intervalos regulares anuncios recordatorios que piden a los ciudadanos que estén en alerta ante "las actuaciones provocativas de los imperialistas estadounidenses y los peleles surcoreanos". Vuelven a transmitir también el texto de la declaración de este sábado en la que el Gobierno proclamó que resolverán los asuntos con el Sur según las normas de guerra.