A finales del pasado marzo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que a petición del Gobierno de Bashar al Assad y de las fuerzas rebeldes, Naciones Unidas investigará el presunto uso de armas químicas en Siria.
El ataque del 19 de marzo con un misil Scud con agentes químicos lanzado contra un emplazamiento disputado por el Ejército y los opositores en Alepo dejó 25 víctimas mortales y más de cien heridos. Mientras los insurgentes sirios aseguran que no fueron ellos los responsables del ataque, testigos de lo ocurrido afirman lo contrario.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia indica que para la investigación de ese incidente, la ONU exige “el acceso ilimitado a cualquier emplazamiento en Siria y a todas las personas que desee interrogar”, entre otras cosas. Esa actitud recuerda a la que se mantenía en relación con la “presunta posesión de armas de destrucción masiva en Irak, basada en datos evidentemente falsos”, añade la Cancillería rusa.