Más de 20 millones de personas en Bangladesh corren riesgo de muerte por envenenamiento con arsénico, a consecuencia de un proyecto contra la contaminación del agua, que originalmente era bien intencionado pero fue muy mal planeado, lo que desembocó en una catástrofe sanitaria en la zona, según comunica The Independent. Ya han pasado cuatro décadas desde que se propuso financiar internacionalmente este proyecto de canalización de agua subterránea por todo el país, pero todavía un gran número de personas padecen sus consecuencias: como el riesgo de desarrollar cáncer y ataques cardiacos.
La crisis arsénica de Bangladesh se remonta a 1970, cuando en un esfuerzo de mejorar la calidad del agua potable se hicieron inversiones a gran escala para construir pozos subterráneos. Con ellos esperaban llevar agua limpia a las familias, que hasta entonces, consumían el agua contaminada de los ríos y lagunas superficiales, lo que provocaba enfermedades estomacales e intestinales, principalmente en niños. Según cifras, anualmente morían por estas enfermedades más de 250.000 niños. Entonces, el gobierno de Bangladesh junto con la UNICEF iniciaron un programa promoviendo el consumo de agua de pozos y consiguieron que el 95% de la población utilizara el nuevo sistema.
La tragedia de esta propuesta, encabezada por la ONU y el Banco Mundial, se reveló mucho más tarde. Fue hasta la década de los 90 cuando se supo que el agua de más de 10 millones de pozos subterráneos contenían altos niveles de arsénico. Después de la construcción de éstos se realizaron numerosas pruebas de contaminantes en el agua, pero no de residuos cancerígenos. Al respecto, un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió: “ha ocurrido el mayor envenenamiento de masas de la historia… Una tragedia de dimensiones muy superiores a Chernobyl, en Ucrania, en 1986”.
Entre 10 y 20 millones de personas resultaron afectadas en aquel territorio por haber consumido agua de los pozos construidos por el Gobierno y las ONGs mundiales.
El arsénico es una sustancia química que se encuentra en el subsuelo en muchos lugares del mundo y Bangladesh es, hasta ahora, el país más afectado del planeta, pues su contaminación alcanza el 60% del país. Un trabajo presentado en la reunión anual de la Real Sociedad Geográfica del Reino Unido, en Londres, advierte que el problema del envenenamiento por esta sustancia en el mundo, es mayor de lo que se pensaba: la contaminación acuática por arsénico afecta a 137 millones de personas, pertenecientes a más de 70 países. La ingestión de pequeñas cantidades de este elemento puede causar efectos crónicos por su acumulación en el organismo, mientras que el consumo de 100 mg puede producir un grave envenenamiento.
"Es urgente tomar las medidas necesarias para reforzar la atención de la gente hacia un ambiente anti-arsénico”, dice Renata Lok Dessallien, representante de la ONU en Bangladesh.
El gobierno y los representantes de la ONU publicarán hoy 22 de marzo, 'Día Mundial del Agua', un nuevo reportaje llamando a una acción urgente para arreglar lo que queda de este enorme problema de contaminación.