Los fósiles se corresponden con los de una extraña criatura que caminaba erguida, de cerebro pequeño y los pies muy parecidos a los de los chimpancés. Sin embargo, la pelvis, las manos y las piezas dentales son muy semejantes a las humanas. Los investigadores indican que algunos rasgos en las extremidades superiores sugieren que conservaban su destreza para desplazarse por las ramas de los árboles.
El paleontólogo Lee Berger, del Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad de Witwaterstrand de Johanesburgo (Sudáfrica) y director del proyecto, considera que sus investigaciones son “una mirada sin precedentes a la anatomía y a la posición en el árbol de la vida de uno de los primeros antepasados del hombre".
Aunque todavía no están seguros del momento en que esta especie entró a formar parte de la familia de los homo, sí creen que son una pieza importante para el entendimiento de la evolución.
En opinión de Berger, sus estudios cambiarán la "interpretación del proceso evolutivo que lleva hasta el hombre, así como la interpretación que se ha dado a otros fósiles de homínidos basándose en restos peor preservados".