Las autoridades informan que ningún edificio se ha derrumbado, aunque el techo de algunas casas se vino abajo y han aparecido grietas en muchas paredes. En varias zonas de la isla se produjo licuefacción del suelo, un efecto común en los fuertes temblores.
El epicentro del terremoto, según el Servicio Geológico de EE.UU., se localizó a una profundidad de 15 kilómetros cerca de la isla de Awaji, al sur de la localidad de Kobe.
No se ha emitido ninguna alerta de tsunami, y la Autoridad de Regulación Nuclear del país no ha detectado problemas en las instalaciones nucleares cercanas.
El terremoto tuvo su epicentro en la misma región donde se registró en 1995 un potente terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter que costó la vida a unas 6.434 personas.