Norma García es, al igual que Dzhojar Tsarnáyev, ciudadana estadounidense naturalizada y piensa que los políticos no pueden juzgar a todos los inmigrantes por las acciones de dos individuos.
"Ellos (las autoridades de EE.UU.) no quieren darnos la reforma migratoria, cualquier excusa es buena para no darla, para perjudicarnos a nosotros los hispanos", sostiene Norma García.
Poco después del atentado algunos políticos no han tardado en vincular la palabra 'hispanos' con los islamistas radicales: "Sabemos que la gente recibe entrenamiento para comportarse como hispanos cuando en realidad son radicales islamistas. Sabemos que estas cosas pasan y es una locura no protegernos", declaró el congresista republicano Louie Gohmert.
Curiosas palabras del congresista, más aun teniendo en cuenta que los sospechosos del atentado eran literalmente caucásicos, término utilizado generalmente para describir a las personas de raza blanca.
Es precisamente este tipo de vínculos que suelen hacerse tras los eventos trágicos los que pueden quedar en el subconsciente de la población. Los once millones de indocumentados que esperan poder salir de las sombras quieren hacer exactamente lo contrario: desvincularse de cualquier acto de violencia y dejar claro que no pueden pagar justos por pecadores.
Los juegos políticos
Ya se han limpiado las calles de Boston y se ha dado caza al sospechoso que tuvo en vilo a la nación. Ahora se abre un nuevo capítulo, el de la reflexión y la acción, pero también el del posible uso partidista del atentado. Algunos analistas creen que la supuesta emoción de los políticos es solo una escenificación del dolor de las víctimas.
"La sangre desapareció pero la política queda, hemos tenido hechos políticos tan lamentables como Obama mostrando y haciendo un desfile de las víctimas y de los padres de las víctimas de los asesinatos", expresa el analista político Pedro González.
Tras los atentados, el debate migratorio se ha visto reactivado ya que los dos presuntos terroristas nacieron lejos de EE.UU. pero residían legalmente en el país. Incluso el hermano menor, Dzhojar Tsarnáyev, era ciudadano estadounidense desde el 11 de septiembre de 2012, una fecha que ahora resulta macabramente irónica.
La controvertida cuestión de las armas
Otro asunto que se ha reabierto tras el atentado es el de las armas. Los sospechosos llevaban consigo bombas y armas de fuego, y desde un sector de la sociedad se afirma que unas medidas de control más severas hubieran impedido que los hermanos accedieran a pistolas y fusiles.Sin embargo, hay otros que opinan que tras la tragedia, al igual que sucedió con el episodio en Newtown, aumentarán las ventas de armas. Lo cierto es que este trágico atentado marcará no solo las vidas de los que lo sufrieron, sino también el debate político de los próximos meses en EE.UU.