Los agentes lo interrogaron en varias ocasiones, pero no encontraron pruebas de actividades extremistas, y cuando el mismo año fue a Daguestán, los servicios de seguridad no registraron su viaje.
Verificar, no aceptar
La desconfianza es un factor adverso, admiten los agentes en el análisis de lo sucedido. La inteligencia estadounidense suele hacer la vista gorda a los avisos de los agentes rusos porque creen que suelen exagerar."Cuando los rusos dicen algo sobre el control de armas, no confiamos mucho. Se supone que tenemos que confiar y verificar, no aceptar simplemente", dijo James Clapper, director nacional de la Inteligencia de EE.UU., en una conferencia sobre seguridad en Washington.
Los oficiales estadounidenses admiten que los dos países necesitan superar las diferencias porque les incumbe a ambos. "Nuestros servicios de inteligencia siempre vacilan entre la necesidad de compartir información y la necesidad de proteger las fuentes y los métodos", comentó un oficial en condiciones de anonimato. "Pero tenemos intereses comunes porque ambos países son víctimas del terrorismo".