Los manifestantes han bloqueado carreteras, destrozado vehículos, y han quemado neumáticos. En Gazipur, a las afueras de la capital, Dacca, los trabajadores indignados han atacado los edificos de varias fábricas.
"La situación es muy volátil. Cientos de miles de trabajadores se han unido a las protestas. Les dispararon balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar la multitud", relató M. Asaduzzaman, un oficial de la sala de control de la Policía en declaraciones a la AFP.
Los disturbios también se han extendido a varios distritos de la capital, informó la prensa local. Los manifestantes han exigido la detención y ejecución de los responsables de la catástrofe y han culpado a los propietarios del edificio de la muerte de sus colegas.
El edificio de ocho pisos que se derrumbó en Savar, un pueblo en las afueras de Dacca, estaba ocupado por cinco fábricas textiles.
Aparentemente, el pasado martes aparecieron grandes grietas en el edificio, pero los propietarios ordenaron a los trabajadores volver a las líneas de producción, según cuentan los sobrevivientes.
Este incidente ha sido el peor ocurrido en Bangladés desde un incendio en noviembre de 2012 que se cobró la vida de más de 100 trabajadores.