Según la última información divulgada por las autoridades estadounidenses, cien detenidos de los 166 que alberga el centro de detención se declararon en huelga de hambre.
Según el teniente coronel Samuel Casa, ahora 19 de los encarcelados están siendo alimentados a la fuerza a través de sondas conectadas al esófago para prevenir la pérdida brusca de peso corporal. Además, precisó que cinco personas están hospitalizadas, aunque sus vidas están fuera de peligro, aseguró.
Entre tanto, los abogados de los detenidos subrayan que las autoridades penitenciarias subestiman significativamente el número de personas que se han declarado en huelga de hambre.
Este acto masivo de los encarcelados es un acto de protesta por las violaciones a los derechos humanos en el recinto, así como por la confiscación de ejemplares del Corán y de otras pertenencias.
El profesor de la Universidad de California, Raúl Hinojosa, opina que la huelga de hambre pone al descubierto que Estados Unidos no tiene ningún control sobre la situación en Guantánamo y no sabe qué pasará con sus prisioneros.
“Lo que hemos visto es una gran dificultad para decidir qué hacer exactamente con la gente que está en estas cárceles”, opina Hinojosa que recuerda cómo hasta la fecha han fracasado todos los intentos de EE.UU. de controlar la huelga de hambre y que, a pesar de la creciente presión por parte de los grupos de defensa de derechos humanos y hasta los mismo senadores, aliados del presidente Obama, la Administración “no tiene una solución en este momento”.