Hoy se cumplen diez años de que Vladímir Putin ganó las elecciones presidenciales por primera vez. Era el año 2000.
Por entonces, cuando recibió la mayoria de los votos en los comicios más importantes del país, todo el mundo se perdía en conjeturas acerca de la personalidad del nuevo líder ruso.
¿Quién es el señor Putin?, preguntaban los periodistas durante sus conferencias informativas.
¿Quién es Mr. Putin?, se preguntaban también los expertos en los pasillos de las cumbres internacionales.
Pero este enigma no duró mucho tiempo.
Vladímir Putin asumió el poder después de que el primer mandatario de Rusia, Boris Yeltsin, inesperadamente renunciara a su cargo. En aquel tiempo, el país vivía una dura situación económica, agravada por la actividad terrorista que crecía en la región del Cáucaso. El segundo presidente ruso dejó en claro cuáles eran sus planes frente a tales amenazas.
“Vayan a donde vayan, perseguiremos a los terroristas. Si los sorprendemos en el baño, sera allí donde los aniquilemos”, dijo entonces.
Las autoridades rusas actuaron de acuerdo con las palabras de Putin y esta táctica dio resultados. La republica rusa de Chechenia, la más afectada por la actividad terrorista, regresó lentamente a la vida normal. Y aunque los sangrientos atentados continuaron azotando a Rusia durante el primer mandato de Putin, esa actividad fue desapareciendo poco a poco.
No obstante, los bruscos discursos del presidente, que a menudo dejaban asombrado al público, seguían expresando la firmeza de su postura.
“Todas sus frases transmiten la imagen de un hombre fuerte con decisiones firmes. Pero no son nada espontáneas, sino cautelosamente planeadas”, considera el politólogo Dmitri Oreshkin.
Con el tiempo, la política de Putin, su personalidad y hasta su manera de hablar, se convirtieron en una marca, un símbolo de la imagen de la nueva Rusia que había recobrado su poder. Los expertos coinciden en la opinión de que el ex presidente logró estabilizar la situación general del país y su economía, derrumbada en los años 90, y hacer que las potencias del mundo volvieran a considerar los intereses de Rusia.
“Putin es una persona muy pragmática. Le interesa más qué es lo que está haciendo y no cómo o cuándo lo realiza. Le importan los resultados reales y no el proceso. Cuando trabaja en algo, lo hace teniendo en cuenta un objetivo concreto. Y a veces ni siquiera se preocupa de las normas del protocolo”, afirma Dmitri Peskov, portavoz del gobierno ruso.
Como presidente una y otra vez demostraba su voluntad de estar pendiente de los problemas del pueblo. Fue el primero en establecer la tradición de celebrar diálogos directos con los ciudadanos del país y ruedas de prensa de muchas horas de duración, que le permitían expesar lo mas candente, ya sea de política rusa o de su vida personal.
“No tengo por que avergonzarme ante los ciudadanos que votaron dos veces para elegirme como presidente de la Federación de Rusia. Todos estos ocho años trabajé como un esclavo en las galeras, desde la madrugada y hasta la noche. Y lo hacía con todas mis fuerzas. Estoy contento de los resultados de mi trabajo”, dijo ya como primer ministro y ex presidente de Rusia.
Al terminar su trabajo como presidente de Rusia, Vladímir Putin siguió muy presente en la política nacional. Además de aceptar el cargo de primer ministro del gobierno encabeza actualmente “Rusia Unida”, el principal partido en el parlamento nacional. Su convincente victoria en las recientes elecciones regionales es producto directo de la popularidad de la que goza Putin entre la población.
Diez años después, es evidente que su época política aun no ha terminado. Los expertos no paran de cuestionar la posibilidad de que el actual primer ministro se presente en las elecciones presidenciales del 2012. Pero ya a nadie le surge la pregunta ¿Quién es el señor Putin?