"El ejercicio ha terminado, pero los militares de Corea del Sur y de Estados Unidos seguirán atentos a posibles provocaciones del Norte, incluyendo el lanzamiento de un misil", declaró a la prensa Kim Min-seok, el portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano.
"Con los ejercicios militares terminados ahora tendremos menos preocupación por cualquier choque accidental, que se podría convertir en una guerra a gran escala", señaló, por su parte, Paik Hak-soon, un experto en Corea del Norte del Instituto Sejong de Seúl.
Agregó que la cumbre entre el presidente de EE.UU., Barack Obama, y la mandataria de Corea del Sur, Park Geun-Hye, prevista para el 7 de mayo, podría ser importante para establecer el tono de las relaciones entre ambas Coreas.
"Si el Norte encuentra el resultado de la cumbre insatisfactorio o inaceptable, eso significa que tendríamos que vivir con el constante temor de otra provocación militar cerca de la frontera", indicó Paik.
La tensión en la península coreana ha ido en aumento desde que comenzaron el pasado 1 de marzo las maniobras Foal Eagle, ejercicio conjunto de EE.UU. y Corea del Sur en la región, que Pyongyang considera un ensayo general para la invasión de su país.