El drone, denominado Global Observer, fue fabricado por la compañía AeroVironment. Es un aparato de 70 metros de largo con una envergadura casi tan grande como la del enorme bombardero estratégico B-52 de la Fuerza Aérea, según publicó la revista 'Wired'.
Funciona con hidrógeno líquido y es capaz de volar a grandes altitudes durante siete días seguidos sin arrojar dióxido de carbono a la atmósfera. Sus cámaras espías y sensores podrían vigilar un perímetro de casi 1.000 kilómetros de diámetro simultáneamente.
A partir de 2007, EE.UU. invirtió 27,9 millones de dólares en el desarrollo del drone, que finalizó el pasado mes de diciembre, cuando el Pentágono decidió cerrar el contrato.
Actualmente, ningún servicio o agencia de Defensa aboga por seguir con este proyecto, informó en abril la portavoz del Pentágono, Maureen Schumann, en una entrevista concedida al portal InsideDefense. "El Global Observer era una prueba de tecnología, no un programa", explicó Schumann.
El primer prototipo del avión no tripulado, el GO-1, se destruyó en un accidente durante un vuelo de prueba en la base Edwards de la Fuerza Aérea estadounidense en abril de 2011. La causa de lo sucedido no se reveló. Antes del accidente del primer prototipo, el Pentágono había ordenado la elaboración del segundo prototipo del aparato, llamado GO-2, pero luego renegoció con la empresa para cancelarlo antes de que se completara.
Inicialmente, entre los patrocinadores del Global Observer figuraban el Ejército, la Fuerza Aérea, la Guardia Costera y el Comando de Operaciones Especiales de EE.UU., así como el Departamento de Seguridad Nacional, el Comando Estratégico de EE.UU. y la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa.
La compañía AeroVironment indicó, por su parte, que si la situación sigue siendo la misma, una posible solución sería que la propia empresa pruebe y desarrolle el drone y luego venda los datos recogidos o los servicios que pueda ofrecer este vehículo.