Estas ganancias supondrían la primera fuente de ingresos segura para la oposición siria desde que estalló el conflicto en febrero de 2011 y teóricamente podrían acelerar la caída del régimen de Bashar al Assad, apuntó la periodista estadounidense Vivienne Walt en un reportaje de la revista 'TIME'. En su opinión, dotaría a los rebeldes con los medios para ejecutar Gobiernos a nivel local y paulatinamente consolidar su control en el país.
Sin embargo, algunos analistas advierten que la decisión de la UE podría intensificar la violencia en Siria, convirtiendo el control por este recurso en una prioridad.
"El petróleo será uno de los principales recursos para el presupuesto del [futuro] Gobierno", dijo este miércoles a ese mismo medio, hablando desde su casa en Chicago, Mohamed Yaser Tabbara, portavoz del primer ministro interino, Ghassan Hitto, nombrado por la oposición siria en el exilio.
El plan de la UE fomentará la violencia y las redes mafiosas
Como el Gobierno de Siria controla los oleoductos y las terminales de exportación existentes en el Mediterráneo, los grupos rebeldes tendrían que transportar los barriles de petróleo a través de territorio rebelde hasta Turquía, donde se encuentran las refinerías más cercanas y donde teóricamente podrían producir suficiente petróleo como para exportarlo al resto de Europa.
“Establecer vías de exportaciones paralelas podría crear redes mafiosas, ya que transportar el crudo requeriría un tipo de comercio transfronterizo complejo”, sostiene la directora de la empresa de seguimiento de mercados IHS en Oriente Próximo y África, Leila Benali.
Algunos expertos creen que el plan está destinado al fracaso. Y es que según afirman, con un equipamiento adecuado los rebeldes podrían bombear unos 30.000 barriles al día, una cantidad pequeña en la escala de la producción comercial de esta industria.
Además, a esto se añade un problema de carácter político, que supondría un considerable riesgo para los países occidentales: se cree que algunos de los yacimientos de petróleo están bajo el control del grupo militante Frente al Nusra, uno de los más influyentes entre los rebeldes en Siria, que recientemente prometió su lealtad a la organización terrorista Al Qaeda.