En la noche del sábado al domingo, todas las iglesias ortodoxas rusas acogen la Vigilia Pascual, una ceremonia precedida de procesiones solemnes de los fieles que completan tres vueltas alrededor del templo en honor de la Santísima Trinidad: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Con la llegada de la Pascua -este año es el 4 de mayo- termina la Gran Cuaresma ortodoxa: siete semanas de un estricto ayuno que prescribe la abstención en la dieta de carne, leche, pescado y huevos.
Una vez finalizada la misa, y durante todo el domingo, la gente se felicita con la frase “¡Cristo ha resucitado!", a la que se responde: "¡En verdad ha resucitado!”.
Los platos típicos de la fecha son el 'kulich', un bizcocho esponjoso con pasas y nueces y cubierto por una costra de azúcar, que simboliza la carne de Cristo; la 'pascua', que es un pastel hecho de requesón; y el 'cahor' o vino eclesiástico, que simboliza a la sangre de Jesucristo.
Otra tradición de la Pascua son los huevos pintados, símbolo del comienzo de una nueva vida y del amor. La gente suele decorar con vivos colores huevos de gallina y de madera que regala a sus familiares y amigos.
Es tradicional también la ‘lucha’ con huevos de gallina, aunque no tiene ningún significado religioso. El juego consiste en golpear dos huevos cocidos entre sí y aquel cuyo huevo no se haya roto, gana la partida.